Barreras en el Tratado de Marrakech: una interpretación desde los Derechos Humanos. Parte 1 / Barriers in the Marrakesh Treaty: an interpretation from Human Rights. Part 1
[English below]
Se habrán enterado sobre el Tratado de Marrakech. Un tratado de propiedad intelectual que, por primera vez, se centra en los usuarios y no en los creadores. Se trata de un instrumento jurídico que intenta alcanzar un poco de equilibrio, esta vez en el sistema de propiedad intelectual, ante las desigualdades que viven las personas con discapacidades que transitan dificultades de acceso a la lectura. Permite que las personas beneficiarias puedan acceder a la información mediante la adaptación de textos que no se encuentran disponibles comercialmente en formatos accesibles, sin tener que pedir para ello, permiso a los titulares de derechos: autores y editores, por ejemplo.
A pesar de que públicamente todos coincidieron en la Organización Mundial de Propiedad Intelectual en acordar y posteriormente en cada país firmante, en implementar un Tratado que permita que las personas con discapacidad tengan garantizado su derecho de acceso a la información en igualdad de condiciones que todas las personas, la realidad opera en forma diferente y en la práctica se termina limitando el ejercicio de ese derecho básico que persigue el Tratado de Marrakech: el acceso a la información para las personas con discapacidad.
Yo me pregunto todos los días, y quisiera poder preguntarles a todas las personas que inciden en la implementación el Tratado de Marrakech en sus países: ¿Por qué restringen su interpretación a un sentido legalista y limitante para su correcta ejecución? Hay muchas personas que se especializan en propiedad intelectual pero no están viendo la película completa: El Tratado de Marrakech es, antes que un tratado de derecho de autor, un tratado de Derechos Humanos, basado en la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. La interpretación ajustada a la protección excesiva de los derechos de autor soslaya la protección necesaria de las personas con discapacidad, cuando el propio Tratado constituye una flexibilidad que oxigena y equilibra el sistema de propiedad intelectual en la puja de tensiones entre los derechos de los creadores y los derechos de los usuarios.
Cada vez que olvidas que el Tratado de Marrakech se basa en la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, limitas seriamente su interpretación. La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad es un instrumento normativo indispensable y, quieran o no, superior al Tratado de Marrakech, que aspira a disminuir todas las brechas de acceso que transitan las personas con discapacidad y a construir una sociedad más incluyente.
La Convención afirma que las personas con discapacidad tienen derecho a la educación inclusiva, a la participación plena en la sociedad, a la información… El Tratado de Marrakech es, en forma específica, un instrumento diseñado para alcanzar muchos de estos derechos contemplados en la convención y analizarlo sin tener en cuenta esta proyección puede implicar el riesgo de incurrir a una situación de discriminación indirecta por motivo de discapacidad. Esto significa que, por ejemplo, si no se comprende el concepto amplio de quiénes son las personas beneficiarias del Tratado de Marrakech, se puede perjudicar el acceso a la educación inclusiva de niñas y niños con discapacidad auditiva al ser negado el derecho de acceso a la lectura a través de la narración oral en lengua de señas o los video libros en lengua de señas. La educación inclusiva es un derecho contemplado en la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, que puede ser ejecutado con el Tratado de Marrakech.
El Tratado de Marrakech indica en forma específica en su artículo 3, que son personas beneficiarias todas aquellas que tienen discapacidades que implican dificultades de acceso a la lectura, pero muchas veces olvidan leer el inciso c) y su oración final: “c) que no pueda de otra forma, por una discapacidad física, sostener o manipular un libro o centrar la vista o mover los ojos en la medida en que normalmente se considera apropiado para la lectura;
independientemente de otras discapacidades.”
¿Por qué algunos países no comprenden que las personas beneficiarias de este tratado no son solamente personas con discapacidad visual? ¿Tienen personas con un determinado tipo de discapacidad más derechos que otras con otro tipo de discapacidad? ¿Tiene los mismos derechos una niña aborigen con discapacidad intelectual que vive en una población geográficamente alejada los mismos derechos que tantos niños con discapacidad visual que viven en la ciudad?¿Tienen los mismos derechos todas las minorías que componen el colectivo de personas beneficiarias del Tratado de Marrakech? Las personas con discapacidad motriz, como puede ser la esclerosis lateral amiotrófica, que no pueden sostener un libro con sus manos o pasar una hoja, también son beneficiarias. Las personas con autismo, dislexia, discapacidad intelectual o dificultad de comprensión lectora, también son beneficiarias. El concepto de beneficiarios no debería ser un listado taxativo reducido a una interpretación legalista en base al concepto de texto impreso, sino que debe ser una interpretación amplia basada en lo que el propio Tratado de Marrakech propone y en lo que la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad dispone. Es necesario pensar en forma consciente sobre las barreras de acceso que atraviesan las personas en situación de discapacidad para comprender que el Tratado garantiza los derechos contemplados en la Convención sin incurrir a infracciones en las normativas del derecho de autor, pero por sobre todo, tratando de alcanzar a todas las personas beneficiarias posibles y no solamente a las que resulte técnica y administrativamente más sencillo.
Si legislas mal sobre el Tratado de Marrakech, estas legislando mal sobre la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y puedes incurrir a una situación de discriminación por motivo de discapacidad. Quizás haya que pensar en lo que podría implicar el peso de una denuncia de infracción sobre la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y el propio Tratado de Marrakech a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Esto puede ser, en un futuro cercano, una advertencia para que los instrumentos jurídicos en favor de las personas con discapacidad se efectivicen plenamente.
El Tratado de Marrakech también indica en su artículo 2, c), que son entidades autorizadas “toda entidad autorizada o reconocida por el gobierno para proporcionar a los beneficiarios, sin ánimo de lucro, educación, formación pedagógica, lectura adaptada o acceso a la información. Se entenderá también toda institución gubernamental u organización sin ánimo de lucro que proporcione los mismos servicios a los beneficiarios, como una de sus actividades principales u obligaciones institucionales”
¿Por qué algunos países insisten en reconocer una sola entidad autorizada y hasta incluso no reconocer a todas las bibliotecas como tales? También sigue circulando una muy mala idea: anteponer requisitos para hacer lo que hacemos desde tiempos inmemorables: ser guardianes de la información.
Señoras y señores, ¿piensan que una biblioteca oficiará de pirata cual Jack Sparrow para producir obras adaptadas para personas con discapacidad que se encuentran disponibles en el mercado editorial? Las bibliotecas tienen con el Tratado de Marrakech, el derecho, más no la obligación, de poder adaptar textos a formatos accesibles. Para ello, éstos se tienen que encontrar en sus acervos y no estar disponibles comercialmente en dichos formatos. Me cuesta entender el preconcepto que se han ganado, el temor que infunden cuando deberían ser vistas como centros de acceso a múltiples derechos para todas las personas a través del acceso a la información.
¿Cómo alcanzará el Tratado de Marrakech a brindar derechos donde las tecnologías no llegan, los recursos no alcanzan y la alfabetización literaria es la primer escuela de nuestras infancias vulneradas? En nuestras geografías más dispares y con mayores vulnerabilidades las bibliotecas son el frente de batalla para reducir las desigualdades ante tanta intersección de derecho. El Tratado de Marrakech no debe quedarse en la ciudad capital, debe llegar a los pueblos y fronteras. Las bibliotecas son aliadas.
Enlaces de interés:
* Tratado de Marrakech
* Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad
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Barriers in the Marrakesh Treaty: an interpretation from Human Rights. Part 1
You may have heard about the Marrakesh Treaty. An intellectual property treaty that, for the first time, focuses on users and not on creators. It is a legal instrument that tries to achieve a bit of balance, this time in the intellectual property system, in the face of inequalities experienced by people with disabilities who experience difficulties in accessing reading. It allows the beneficiaries to access the information by adapting texts that are not commercially available in accessible formats, without having to request permission from the rights holders: authors and publishers, for example.
Despite the fact that all publicly agreed in the World Intellectual Property Organization to agree and later in each signatory country, to implement a Treaty that allows people with disabilities to have their right of access to information guaranteed on equal terms with all people, reality operates differently and in practice it ends up limiting the exercise of that basic right pursued by the Marrakesh Treaty: access to information for people with disabilities.
I ask myself every day, and I would like to be able to ask all the people who influence the implementation of the Marrakesh Treaty in their countries: Why do you restrict its interpretation to a legalistic and limiting sense for its correct execution? There are many people who specialize in intellectual property but they are not watching the full movie: The Marrakesh Treaty is, before a copyright treaty, it is a Human Rights treaty, based on the Convention on the Rights of Persons with Disability. The interpretation adjusted to the excessive protection of copyright avoids the necessary protection of people with disabilities, when the Treaty itself constitutes a flexibility that oxygenates and balances the intellectual property system in the bid for tensions between the rights of creators and the rights of users.
Every time you forget that the Marrakesh Treaty is based on the Convention on the Rights of Persons with Disabilities, you seriously limit its interpretation. The Convention on the Rights of Persons with Disabilities is an indispensable normative instrument and, whether they like it or not, superior to the Marrakesh Treaty, which aims to reduce all the access gaps experienced by persons with disabilities and to build a more inclusive society.
The Convention affirms that people with disabilities have the right to inclusive education, to full participation in society, to information … The Marrakesh Treaty is, specifically, an instrument designed to achieve many of these rights contemplated in the convention and analyzing it without taking this projection into account may imply the risk of incurring a situation of indirect discrimination on the grounds of disability. This means that, for example, if the broad concept of who are the beneficiaries of the Marrakesh Treaty is not understood, access to inclusive education for girls and boys with hearing disabilities may be impaired by being denied the right of access to education. reading through oral storytelling in sign language or video books in sign language. Inclusive education is a right contemplated in the Convention on the Rights of Persons with Disabilities, which can be executed with the Marrakesh Treaty.
The Marrakesh Treaty specifically indicates in its article 3 that beneficiaries are all those who have disabilities that imply difficulties in access to reading, but often forget to read section c) and its final sentence: “c) that no may otherwise, because of a physical disability, hold or manipulate a book or focus or move the eyes to the extent normally considered appropriate for reading;
regardless of other disabilities. ”
Why do some countries not understand that the beneficiaries of this treaty are not only people with visual disabilities? Do people with a certain type of disability have more rights than others with another type of disability? Does an Aboriginal girl with an intellectual disability living in a geographically remote population have the same rights as so many children with visual disabilities who live in the city? Do all minorities that make up the collective of beneficiaries of the Marrakesh Treaty have the same rights? People with motor disabilities, such as amyotrophic lateral sclerosis, who cannot hold a book with their hands or turn a page, are also beneficiaries. People with autism, dyslexia, intellectual disability or reading comprehension difficulties are also beneficiaries. The concept of beneficiaries should not be an exhaustive list reduced to a legalistic interpretation based on the concept of printed text, but should be a broad interpretation based on what the Marrakesh Treaty itself proposes and what the Convention on the Rights of People with Disabilities have. It is necessary to think consciously about the access barriers that people with disabilities face to understand that the Treaty guarantees the rights contemplated in the Convention without incurring violations of copyright regulations, but above all, trying to to reach all possible beneficiaries and not just those that are technically and administratively simpler.
If you legislate badly on the Marrakesh Treaty, you are legislating badly on the Convention on the Rights of Persons with Disabilities and you may incur a situation of discrimination on the grounds of disability. Maybe you have to think about what that could mean the weight of an alleged violation of the Convention on the Rights of Persons with Disabilities and the Treaty itself Marrakech to the Inter-American Court of Human Rights. This may be, in the near future, a warning for the legal instruments in favor of people with disabilities to be fully implemented.
The Marrakesh Treaty also indicates in its article 2, c), that authorized entities are “any entity authorized or recognized by the government to provide beneficiaries, without profit, education, pedagogical training, adapted reading or access to information Any governmental institution or non-profit organization that provides the same services to the beneficiaries, as one of its main activities or institutional obligations, shall also be understood. ”
Why do some countries insist on recognizing a single authorized entity and not even recognizing all libraries as such? A very bad idea also continues to circulate: putting requirements first to do what we have done since time immemorial: to be guardians of information.
Ladies and gentlemen, do you think a library will officiate by Jack Sparrow to produce works adapted for people with disabilities that are available in the publishing market? Libraries have, with the Marrakesh Treaty, the right, but not the obligation, to be able to adapt texts to accessible formats. To do this, they have to be found in their collections and are not commercially available in those formats. It is hard for me to understand the prejudice they have earned, the fear they instill when they should be seen as centers of access to multiple rights for all people through access to information.
How will the Marrakesh Treaty achieve to provide rights where technologies are not available, resources are not enough and literary literacy is the first school of our vulnerable childhoods? In our most disparate geographies and with greater vulnerabilities, libraries are the battle front to reduce inequalities in the face of such intersection of law. The Marrakesh Treaty must not stay in the capital city, it must reach every town and frontier.
Links of interest:
* Treaty of Marrakech
* Convention on the Rights of Persons with Disabilities